Pilar Ruiz: «Yo le debo a esta obra el ser feminista»

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Actriz, dramaturga, directora y profesora de teatro. Formada en Timbre 4 (Argentina) por Claudio Tolcachir, entre otros profesores, Pilar Ruiz presenta en Barcelona En el fondo, su debut en la dirección. La pieza cuenta con un texto, además, de su autoría y llega a nuestros escenarios tras su enorme éxito en el circuito off de Buenos Aires y actuaciones en países como Ecuador y Colombia.

PILAR RUIZ: Me interesa que las obras abran fronteras. Quisiera que no tengan territorio, que puedan ser de todas partes… Me gusta que el teatro vaya en búsqueda de diferentes espectadores. Con En el fondo tuvimos la experiencia de viajar y cada territorio nos regala miradas muy distintas y eso alimenta mucho a la obra y a nosotros como artistas. Creo que el intercambio, la migración con una obra de teatro nos permite abrir la escena local y conocer otras formas de creación escénica.

TEATRE BARCELONA: ¿Qué supone, en este punto, vuestro paso por Barcelona?

PILAR RUIZ: En este momento político y económico de Argentina, supone un gran desafío y así lo vivimos. El teatro independiente en Argentina tiene la singularidad de estar motorizado por el deseo. Primero, deseamos hacer, crear una obra y luego pensamos en el cómo, en los medios de producción… Eso explica la cantidad y el tipo de teatro que tenemos allá. Algo así, es el motor de esta gira, el deseo de hacerla. Tenemos grandes expectativas. Creemos que la experiencia nos hará volver más llenos, más grandes y más felices.

¿Por qué te interesó contar una historia como la de la obra?

Me parece curioso pensar que no empecé a escribir la obra por la temática. No sabía bien qué estaba creando.

¿Cuál es su origen, entonces?

La obra surge a partir de una imagen que me conmovía e interpelaba: una mujer lavándose el cuerpo en un baño sucio, mientras un hombre le entrega una flor. A partir de la necesidad de poner en acción esa imagen, el material se me fue revelando. Luego, tuve que asumir que la obra gira entorno a la violencia de género y la trata con fines de explotación sexual. Si bien ya estaba empapada de la temática, ahí me puse a investigar más algunas cuestiones específicas.

Ciertamente, es un tema muy relevante…

Justamente, lo que me parece más interesante de todo esto es pensar que por algo, una mujer joven argentina y artista, necesitaba hablar de esto. Llevamos en el cuerpo, la violencia machista, nos atraviesa. Puedo decir que, sin ser del todo consciente en aquel momento, esto ya me generaba interrogantes y abría una percepción, desde el plano de lo sensible, que motorizaba necesidad y deseo de construir un material expresivo, poético y generador de experiencias.

¿Cómo de delicado es dirigir una obra que incluye temas relacionados con el sexo o la violencia?

La obra se ensayó durante un año y eso permitió indagar en todos los planos con la actriz (Verónica Cognioul Hanicq) y el actor (Fabricio Mercado). En los ensayos se profundizaba en el vínculo y la confianza entre los cuerpos para que pudieran atravesar las escenas con la entrega que pide el material. Para el actor y actriz no deja de ser un juego, una ficción a la que pueden entrar y salir con facilidad. Dentro de este marco, también es cierto que las escenas que implican un compromiso físico aún más grande, por tener cierto grado de violencia, fueron trabajadas en detalle.

¿Consideras que la obra toma una postura feminista?

La obra es feminista sin intentar serlo. Creo que ese es su gran hallazgo. No hay un mensaje explicito, ni panfletario. La obra cuenta una historia concreta, singular y esa historia suele conmover a quien asiste a ella. Cada vez que vivimos una experiencia que nos mueve de nuestro lugar, empieza a resonar en todos los planos, desde lo más emocional hasta lo más racional, generando de alguna forma interrogantes y una instancia de reflexión. Lo que sí es cierto, es que yo le debo a esta obra el ser feminista. Es gracias a esta obra, por todo su recorrido, por sus charlas con el público y por lo que me obligó a investigar, que empecé a involucrarme mucho más en cuestiones de género.

¿Debe el teatro ser feminista?

Creo que el mundo debería ser feminista. En esa construcción estamos, en mi país, en España y en el mundo. Y también creo que las artes escénicas, podrían ser menos fálicas, menos machistas; que la escena mundial y local en Buenos Aires tenga más ovarios y más genital femenino.

¿Cómo ves la situación de las mujeres dramaturgas y directoras en tu país?

En este momento, en Buenos Aires, estamos luchando para que los espacios oficiales programen la misma cantidad de obras escritas y dirigidas tanto por hombres como por mujeres. Esto surge a partir de un censo en el que se registró que, no es que la mujeres escasean en el teatro, en roles de dramaturgas y directores, sino que están invisibilizadas. La mujeres trabajamos mucho en el campo de la escena independiente, porque aún no se nos da el mismo espacio que a los hombres en la escena oficial.

¿Qué tal fue la experiencia de representar la obra en Timbre 4?

Timbre 4 es una teatro independiente dentro de la ciudad de Buenos Aires y nuestra obra se enmarca, por el tipo de producción, también dentro de ese circuito. En este contexto, la obra siempre funcionó muy bien. Hemos tenido público puramente teatral, así como público que se acercó por la temática. Por lo general, quienes asisten a la obra, salen muy conmovidos. A veces, dicen algo al terminar, generando algún tipo de reflexión y otras veces sólo queda lugar para el silencio, para que lo acontecido resuene en los cuerpos.

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