Exquisit

Un disfrute total de principio a fin. Una de esas experiencias teatrales que no te dejan indiferente sino todo lo contrario. Hace ya tres días que fui a verla y no dejan de venirme a la memoria imágenes, emociones y reflexiones de la obra. No sabría decir qué es lo que me gustó más, empezando por la historia, llena de matices, de profundidades, de oscuras reflexiones sobre el mundo en el que vivimos. Diálogos inteligentes, vibrantes y cotidianos. Una combinación a mi parecer, difícil de conseguir. Pues chapó. Seguramente esos diálogos no tendrían tanta garra si no estuvieran finísimamente interpretados por todo el elenco, que da vida a unos personajes absolutamente creíbles dentro de una retorcida historia. Todos brillan, y se reparten los momentazos sin estridencias. Con honestidad. Un gusto para el espectador. Sinceramente salí muy removido del teatro. Con un nudo en el estómago. Señal inequívoca de que la historia me atrapó. Y de qué forma. Me la comí con patatas (y algún ingrediente más). Me impresionó mucho ver de lo que el ser humano, en su desequilibrio y desesperación, es capaz de hacer. Pero si me lo tragué así de bien, es porque fue servido en bandeja de planta.
También quiero destacar la propuesta escénica. Súper lograda y perfectamente aderezada con una iluminación exquisita al igual que la ambientación sonora.
Solo hay una cosa que no me gustó ni un poco. Que de hecho me indignó y me entristeció. No llegábamos a la treintena los espectadores que asistimos al teatro esa noche. Qué pena que fuera así pero qué suerte la mía, la de haber sido uno de los afortunados espectadores.
De verdad, ¡¡¡No os la perdáis!!!
Bravo a todo el equipo. (Se nota el cariño y la pasión en todos y cada uno de los detalles. Gracias).